domingo, 31 de marzo de 2013

Y finalmente te conocí... Capítulo 1, Historia 1.


Era nueva en la clase y estaba nerviosa, cada rato me preguntaba ``¿Qué pensarían de mí?´´ o si les caería bien.
Me puse mis auriculares, me despedí de mi madre y mi hermana pequeña, mi padre me llevó al instituto, iba hablando de lo bueno que era ese instituto de monjas, del nivel que tenía, y me miraba serio diciendo que llegaría lejos en ese colegio. Yo directamente le ignoraba, sabía que controlaba mi vida y que no podía llevarle la contraria. La última vez que lo hizo me cambio del antiguo instituto a este, así que prefería no volverlo hacer, todos siempre estaban de su lado en todas sus decisiones y esa era una de ellas.
Me dejó en la puerta del instituto de monjas, y, salí del coche despidiéndome de mi padre y colocándome la enorme falda que me llegaba hasta debajo de las rodillas. Cogí mi mochila y traté de sonreír a mi padre. Me quité los auriculares y apague mi móvil. Una de las monjas me recibió con mucha alegría y me indicó unas instrucciones de convivencia. Todas me asustaban, el instituto parecía hecho por personas parecidas a mi padre.
Me llevó a mi clase que ya estaban dando clases, entramos en esa clase y como ponía en el cartel de ese horrible colegio ``Colegio para mujeres´´ sólo había chicas y todas me miraban algunas con burla y otras susurraban cosas en el oído. Una de ellas me señalo la falda y baje la mirada a donde me decía. La falda estaba torcida hacía un lado y se veía ridículo. Me puse roja y me acomodé bien la falda.
La monja acabó de presentarme y se fue de la sala. Otra monja, suponía que la profesora me dijo que me sentara y el único sitio que vi libre fue el de la chica que me dijo que tenía la falda hacía un lado.
Me sonrió, yo le devolví la sonrisa, me dijo ``Me llamo Verónica´´. Al verla de cerca me resultó bastante guapa, tenía el pelo recogido con una coleta y sus ojos eran de un azul muy brillante. Nos quedamos mirando un buen rato, hasta que despertamos y seguimos con la clase, ella me indicó que clase y libro tenía que sacar. Pasaron las clases y me lo pasaba genial con ella, nunca pensé que ese instituto fuera tan divertido.
Llegó el recreo y salimos juntas al patio con nuestro bocadillo. Parecía que ella no encajaba en ese colegio como yo, todos parecían odiarme. Me pregunté qué haría en aquel instituto odioso. Y como si leyera mi mente me contesto con algo que entendí perfectamente ``padres´´.
Entramos de nuevo a clases y una de las chicas con mirada burlona riéndose le dio una hoja con un dibujo que no logré ver a Verónica.
Ella se asustó y tiro la hoja de papel en una de las papeleras de la clase.
-¿Te tratan mal esas chicas? Pregunté con preocupación, ya que era la única persona que conocía en ese lugar.
Me contestó con su mirada llena de lágrimas y yo la abrace con ternura. Hasta que sentí algo que hizo que me asustara, me aleje de ella y dije que iba a empezar la clase.
Dieron las cinco en punto, hora de salir y volver a casa, me despedí de Verónica y ví el coche de mi padre aparcado lo más cerca posible de la puerta, como si espiara todos mis movimientos.
Me subí al coche y sin que me viera me puse los auriculares para ignorar toda conversación sobre mi vida y lo que debería o no hacer para ser perfecta. Pero ni siquiera la música podía quitarme de la cabeza a Verónica e hice algo que nunca había hecho,  quitarme los auriculares y escuchar a mi padre. Pero mi cabeza se iba a otro mundo y trataba de averiguar que pondría en esa carta que le dio esa chica.
Finalmente llegamos a casa y saludé a mi hermana sacudiéndole el pelo y le di un beso a mi madre. Después me fui a mi habitación y me volví a poner los auriculares. Me puse a llorar por  lo que le habían hecho a Verónica sea lo que sea me había deprimido y todas sus frases que hasta ahora había escuchado de ella, y me acordaba de sus ojos brillantes y azules.
De repente algo me sacó de aquellos pensamientos, la voz de mi madre.
-¡Tamara la cena!.
Baje despacio las escaleras mirando el suelo con lágrimas que me seque por el camino. Llegué y sonreí a mi hermana y le pregunté cómo estaba, ella como siempre me dijo que bien y que cuando iba a traer un novio. Me sonroje y mire de nuevo al suelo, mi madre me miro y me dijo con una sonrisa.
-A ti te gusta alguien
Pensé que debería decirle que me sentía incómoda con esa conversación pero como tardaba en contestar me inventé a un chico imaginario que había conocido hace semanas en la biblioteca. Luego cambié de opinión y me quedé callada.
Mi padre en la cena me miró fijamente como si fuera a hacer algo malo y finalmente dijo:
-Mañana tienes que volver sola a casa, tengo una reunión importante.
Sonreí y pensé que podía venirme con Verónica, no sabía dónde vivía y me apetecía mucho venirme con ella al menos un tramo y alejarme de ese odioso instituto.
-Claro papá. No va a pasar nada llegaré a la hora .
Terminamos de cenar y regresé a mi cuarto dónde me quede dormida.
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Lo prometido es deuda, todos los domingos un capítulo de esta novela ^^ 

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